Acerca de las riendas alemanas Jos� Manuel Sales Pons Experto profesor de equitaci�n y entrenador de exitosos jinetes Si hay unas riendas que requieren un tacto especial, no cabe duda que son las alemanas. Pero antes que manejarlas con verdadero "tacto ecuestre", hace falta conocerlas bien. Yo prefiero utilizar el nombre original de las mismas: "riendas deslizantes": as� las llamaba el que, seg�n parece, fue su inventor a mediados del siglo XVII, el Duque de Newcastle. Pronto se pusieron de moda en Alemania y de ah� debe proceder el nombre actual: riendas alemanas. �Por qu� prefiero el nombre de riendas deslizantes? Porque en el nombre lleva impl�cita su funci�n. Y a su vez, esta funci�n puede ser doble y opuesta, seg�n se manejen de una u otra: 1� manera: al fijar la mano respecto de la boca del caballo y empujando con las piernas, el caballo, al no encontrar un punto fijo porque las anillas del filete van resbalando sobre las riendas, baja la cabeza estirando el cuello. Es colocar al caballo en la posici�n "bajo y lejos", tan necesaria en la gimnasia de base de cualquier caballo. Seg�n esta manera, el b�ceps no se utiliza en absoluto y para mantener la mano fija respecto de la boca del caballo, conforme �ste baja la cabeza, el codo se va abriendo progresivamente: la mano sigue a la boca, manteniendo pr�cticamente la misma tensi�n. Ser�a la manera correcta de utilizar las riendas deslizantes: ayudarnos de ellas para colocar el balanc�n del caballo (su cuello y su cabeza) donde los gestos del caballo sean m�s confortables. 2� manera: cuando la mano, en lugar de permanecer fija tira hacia atr�s, la rienda hace de polea sobre la anilla del filete, multiplicando su potencia. Es la anilla del filete la que resbala sobre la rienda y no al contrario como en la primera manera. Esta segunda manera es la que desacredita a estas riendas: se utiliza principalmente el b�ceps y el codo se cierra. Como siempre, lo f�cil es tirar de las riendas y como, al ser polea, tiene un efecto multiplicador, "aguantar" al caballo es posible con "dos dedos", es decir, con un m�nimo de fuerza. Pero actuando de esta manera, la posici�n del balanc�n del caballo (cuello y cabeza) es incorrecta, adem�s de que provoca que el caballo encoja los m�sculos del cuello y como consecuencia, su equilibrio sea tambi�n incorrecto. Es la manera nefasta y m�s habitual de utilizar estas riendas: nos hacen m�s fuertes a caballo pero no m�s listos y por supuesto, en absoluto buenos caballistas. Vivimos una �poca en que nuestra relaci�n con el caballo se establece -o debe establecerse- m�s en t�rminos de colaboraci�n que de sumisi�n. No se trata tanto de dominar al caballo sino de hacer de �l nuestra "pareja de baile", o sea, colaborar juntos para la obtenci�n de un objetivo que, necesariamente, lo impone el caballista. Seg�n este principio, la mano, ayuda m�s activa del caballista, debe acomodarse a esta nueva forma de pensar en (o como) el caballo. En lecciones anteriores he procurado desmenuzar casi todas las posibilidades de nuestras manos: de lo que son, de lo que hacen instintivamente, a lo que deben hacer educadamente. A esto �ltimo sigue llam�ndosele "tacto ecuestre". L�gicamente, consecuencia del "sentimiento ecuestre". Si hay una palabra importante en la pr�ctica de la Equitaci�n, es "ordenar y tanto m�s por su car�cter ambivalente, pues puede querer decir: 1� Dar �rdenes: si al menos �stas fueran siempre razonables como las que da el Rey del cap�tulo X de "El Principito"..... pero no suele ser as�. 2� Poner orden: yo creo que esta es la clave de la Equitaci�n. Mucho m�s importante que hacerle entender al caballo que "aqu� el que manda soy yo y t� (caballo) no te cantees", es el ayudarle con nuestros conocimientos y nuestras acciones -"sentimiento y tacto ecuestres"- a que sus gestos sean confortables, es decir, los m�s apropiados y econ�micos para el objetivo que se busca. Y �qu� se busca en todas las actividades deportivas e, incluso, en los trabajos cuya actividad f�sica es repetitiva? Ello aboc� en una nueva ciencia: la Ergonom�a, ciencia que ense�a en cada momento cu�l es el gesto m�s confortable y consiguientemente, m�s econ�mico. El problema est� en que del dicho al hecho, hay un gran trecho. Repito por en�sima vez lo que nos dec�a San Agust�n: "Lo primero en el orden de la intenci�n es lo �ltimo en el orden de la ejecuci�n". Primer punto aclarado: previamente a dar �rdenes razonables, hay que poner orden en el cuerpo del caballo para que sus gestos sean siempre confortables, es decir, los m�s apropiados a las acciones que deba acometer el caballo. Como todo deportista: ll�mese, Messi, Nadal, Gasol o Astolfi. �C�mo poner orden en el caballo con la mano? Haciendo justo lo contrario de lo que nos dicta el "instinto" (o el sistema l�mbico): hacer o incitar al caballo a que estire el cuello. �Raz�n? Es el primer ejercicio de calentamiento que realiza TODO deportista. Siempre se empieza por estirar y descontraer los m�sculos del cuello. Y en el caballo debiera ocurrir lo mismo, pero resulta que la mano -si no est� bien educada- lo pone dif�cil porque empieza "instintivamente" siempre haciendo lo contrario. De la misma manera que nosotros para descontraer nuestro cuello lo doblamos a derecha e izquierda y lo estiramos hacia delante, as� mismo hay que actuar sobre el cuello del caballo: empezar siempre por "flexiones laterales". Lo mejor, doblarles el cuello por la base, pero progresivamente y a continuaci�n, dejarle que estire el cuello. En cada �poca siempre se ha hablado desde lo que se sab�a, y aunque el lenguaje era bastante distinto -propio del concepto de Equitaci�n que se ten�a entonces-, el propio Duque de Newcastle habla de "flexibilizaciones extremas del cuello para ganar la cabeza y darle un buen apoyo con el fin de romper todas las resistencias". Esto lo consegu�a a base de pedir "flexiones laterales" con las riendas deslizantes (y deja bien claro lo de las "flexiones laterales"). Hoy en d�a, la mayor�a de aficionados que utilizan las riendas alemanas, lo hacen para "enroscar" o "encoger" -lo mismo da- al caballo. En cambio, las "flexiones laterales" incitan al caballo a estirar el cuello. El que mejor lo explica, sin duda, es el Comandante Licart: Para estirar el cuello, primero incurvar. A�n lo dice m�s claro: "para desinvertir el cuello, doblarlo". La raz�n fisiol�gica que da es exactamente la misma que nosotros nos aplicamos para descontraer nuestro cuello: los m�sculos que nos contraen el cuello son antag�nicos de los m�sculos con los que lo doblamos. Conclusi�n: si yo doblo el cuello estoy obligando a estirar los m�sculos que me lo encogen. Desde el Renacimiento, los autores h�picos han venido hablando de flexiones de tal o tal parte del cuello para decir lo mismo pero al estilo barroco. Y, desde luego, sin la claridad de ideas de Licart. Hoy en d�a, los grandes maestros y especialistas en la mec�nica de la Equitaci�n, est�n de acuerdo en que las "flexiones laterales" deben preceder a las directas. S�lo Clinton Anderson -especialista de la monta western- afirma rotundamente que la "flexi�n lateral" es la clave de la flexi�n directa. Y s�lo Jean Licart va al fondo de la cuesti�n y explica el por qu� de la "flexi�n lateral". No entiendo c�mo este autor sigue sin estar traducido a nuestro idioma.