Unidos en una perfecta armon�a V�ctor �lvarez Jinete internacional Entrenador nacional desde 1977 Juez nacional de Doma Cl�sica desde 1978 �Ser� verdad el proverbio que reza: "el cielo en la tierra se encuentra a lomos de los caballos"? Hay muchas maneras de llegar a la comuni�n con uno mismo, pero los que montamos tenemos la suerte de encontrar esta v�a. Concentraci�n, disciplina, un di�logo fluido y rico con el animal, una actitud psicol�gica positiva, abierta y generosa... nos llevan a la perfecta armon�a. Caballo y jinete parecen uno. Hace unos d�as encontr� a una amiga a la que no ve�a desde hace bastante tiempo. Irradiaba serenidad y la alegr�a tranquila del que est� en paz consigo mismo y con quienes le rodean. Me coment� que hac�a yoga y que hab�a o�do que yo tambi�n era practicante de esa filosof�a y t�cnica oriental. Ciertamente, he tenido desde ni�o una clara tendencia hacia todas esas filosof�as y t�cnicas orientales que llevan, desde m�todos diversos, al conocimiento de uno mismo, de lo nos rodea y de la integraci�n de ambos aspectos. Finalmente, creo que he dado en la pr�ctica que m�s congenia con mi personalidad: el karma-yoga. El karma-yoga es el yoga de la acci�n, el que te lleva a la realizaci�n a trav�s de la acci�n personal, de tu trabajo y tu relaci�n con el mundo que te rodea. Y uno de los veh�culos mejores que he podido encontrar para eso ha sido el caballo. Un ser vivo con todo un mundo de teclas, que suenan mejor cuanto mejor eres capaz de tocarlas. Hasta llegar a esta interpretaci�n, que pone los pelos de punta a los que asisten a ella y deja feliz, lleno y en paz al que la produce. Pero montar, como estas filosof�as orientales, me ha llevado a la conclusi�n de que no hay una meta concreta a la que llegar. La meta es el momento que te ocupa, haciendo de �l lo mejor que tu capacidad te permita. Como dec�a el poeta brasile�o en su canci�n: "que nuestro amor no sea eterno, pero que sea infinito mientras dure". Para afrontar de esta manera la equitaci�n, es absolutamente indispensable la disciplina. La disciplina en dos sentidos muy claros: aplicada al cuerpo y aplicada a la mente. Sobre lo primero no voy a hablar aqu�. Se supone que somos deportistas y cualquier deportista entiende que su cuerpo debe seguir unas pautas que le permitan abordar el esfuerzo f�sico, de forma que su capacidad sea suficiente y que no llegue a sufrir lesiones. Adem�s figura que, para montar a caballo, debemos llegar a un elevado grado de coordinaci�n, lo que nos capacitar� para dar las ayudas de la forma m�s adecuada posible. Respecto a la parte mental vamos a hablar un poquito. Lo primero que comentaremos es la concentraci�n. Luego hablaremos sobre la actitud mental y, finalmente, sobre la comuni�n jinete-caballo. Cuesti�n mental La concentraci�n montando a caballo debe tener la finalidad de establecer un di�logo lo m�s fluido y rico posible entre caballo y jinete. Esa es la raz�n por la que no se trata de hacer una concentraci�n introspectiva. Debemos concentrarnos para aumentar nuestra capacidad de percibir al caballo. Lo que el animal nos transmita depender� de sus intenciones, del entorno y de la reacci�n a nuestras ayudas. Las intenciones o iniciativas que tenga no deben pasarnos desapercibidas. Aquellas que vengan del caballo por intentar complacernos no deben ser castigadas. En ocasiones hay que tomar una actitud neutra, ni castigar ni alabar. En otras hay que premiarlo, si pensamos que ha hecho lo que cre�a que le ped�amos. Otras veces hay que decirle "NO" cari�osamente. Otra cosa son las iniciativas que tome para evadirse de un esfuerzo, huir de nuestras ayudas o negarse claramente a hacer un ejercicio que conoce. En el primer caso hay que valorar si est� preparado o no para ese esfuerzo, y actuar en consecuencia. En el segundo caso hay que actuar exactamente al contrario de la iniciativa que tome el caballo. En el tercero es en el que hay que ser m�s severo, una vez que estemos seguros de que no se niega por un problema f�sico. En ese aspecto, el de las iniciativas, el objetivo debe ser llegar a la m�xima armon�a; la situaci�n en la que el caballo parece uno con el jinete. Dos cuerpos que parecen uno. Dos mentes con una sola iniciativa: la nuestra. La concentraci�n debe tambi�n abarcar el entorno, que es una fuente inagotable de est�mulos para nuestro caballo. Debemos ser conscientes del entorno, fundamentalmente para dos cosas: movernos por �l con la precisi�n que la doma persigue y no permitir, en la medida de lo posible, que aquello que pueda llamar o sorprender al caballo se materialice en problemas en su marcha. Tener esto en cuenta nos llevar� a poder adelantarnos, evitando reacciones que pueda tener el caballo por lo que nos rodee. Por �ltimo, hablemos de la reacci�n a nuestras ayudas. Sobre este tema debo decir que lo m�s importante es tomar conciencia de nuestras ayudas. Esto significa ser conscientes de la intensidad con que aplicamos cada ayuda y, por tanto, analizar la reacci�n que tiene el caballo, dependiendo de esa intensidad. Parece una tonter�a y que es algo sabido y que aplicamos, pero cada vez que pido a un alumno que sea consciente de la intensidad de sus ayudas y de c�mo reacciona el animal a estas, autom�ticamente empieza a regularlas de forma que, generalmente, con mucho menos esfuerzo, se obtienen resultados mucho mejores. Podr�amos seguir hablando de la concentraci�n y sus beneficios montando, pero vamos a dejarlo aqu� para continuar con la actitud mental que debemos aplicar. Tambi�n en alguna ocasi�n algo hab�a hablado sobre la actitud psicol�gica con que intento montar a caballo. Debe ser positiva, abierta y generosa. Hay que pensar que los caballos no pasan la noche pensando en su cuadra "ma�ana, cuando me monte V�ctor, le fastidiar� en los cambios de pie", o cualquier otra cosa por el estilo. Cada d�a monto pensando que los caballos van a intentar darme lo mejor de s� mismos, lo mejor que ese d�a puedan ofrecerme. Por mi parte, me mantengo expectante durante el desarrollo de la sesi�n de entrenamiento, para decidir el rumbo que le voy dando, a medida que progresamos en ella. Las ideas preconcebidas casan mal con un ser que se ve influido por variables que no dependen de nosotros. La agilidad y flexibilidad para cambiar de idea deben siempre acompa�arnos para guiar el cincel con el que, d�a a d�a, trabajamos la "escultura de una piedra viva", como defin�a un buen amigo portugu�s la doma del caballo. Finalmente, hab�a mencionado la comuni�n jinete-caballo. Esto es algo que trabajo a nivel personal. No conozco ning�n caballo que tenga una ambici�n especial por ser montado y, menos a�n, por dedicarse a la Doma Cl�sica. Es un trabajo duro para �l, que hemos escogido nosotros. La mejor contrapartida que podemos ofrecerle es dar nuestro cari�o y comprensi�n, desde el conocimiento de su mente y funcionamiento f�sico. Tendremos, por su parte, un caballo colaborador y expresivo. El gesto, la palabra, los halagos y recompensas... todo ello crea una complicidad, una relaci�n personal que trato de cultivar con todos los caballos que tengo a mi cargo. Porque ellos lo merecen y, ego�stamente, porque me lo devuelven con creces. Cuando me acerco por la ma�ana y dejan de comer el pienso para saludarme, cuando est�n atados en el patio y se giran al pasar a su lado, cuando alguien los lleva del diestro y se acercan para buscarme, esa relaci�n, esa actitud mutua se siente. �Ser� verdad el proverbio �rabe que dice: "el cielo en la tierra se encuentra a lomos de los caballos" ? Evidentemente, hay otras formas, otros m�todos de llegar a la comuni�n con uno mismo, pero yo he tenido la enorme suerte de encontrar este.