Historias Zen: El Arte de la Estrategia
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Persiguiendo dos conejos
Un estudiante de artes marciales se aproxim el maestro con una pregunta. "Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Adems de aprender contigo quisiera aprender con otro maestro para aprender otro estilo. Que piensas de esta idea?" "El cazador que persigue dos conejos", respondi el maestro, "no atrapa ninguno".
Concentracin
Despus de ganar varios concursos de arquera, el joven y jactancioso campen ret a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostr una notable tcnica cuando le dio al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego parti esa flecha con el segundo tiro.
"Ah est", le dijo el viejo, "a ver si puedes igualar eso!". Inmutable, el maestro no desenfund su arco, pero invit al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaa. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campen lo sigui hacia lo alto de la montaa hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frgil y tembloroso tronco.
Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligi como blanco un lejano rbol, desenfund su arco, y dispar un tiro limpio y directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".
Egosmo
El Primer Ministro de la Dinasta Tang fue un hroe nacional por su xito como estadista y como lder militar. Pero a pesar de su fama, poder y salud, se consideraba un humilde y devoto Budista. A veces visitaba a su maestro Zen favorito para estudiar con l y pareca que se llevaban bien.
El hecho de ser primer ministro pareca no afectar su relacin, que pareca ser la de un venerado profesor y un respetuoso alumno. Un da, durante su visita usual, el Primer Ministro le pregunt al maestro: "Su Reverencia, qu es el egosmo de acuerdo al Budismo?" La cara del maestro se volvi roja, y con una voz condescendiente e insultante, le respondi: "qu clase de pregunta estpida es esa?" Esta respuesta inesperada impact tanto al Primer Ministro que se qued callado y furioso. El maestro Zen sonri y dijo: "ESTO, Su Excelencia, es egosmo".
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