La pasin por ensear incluye tambin a la equitacin
Si quieres construir un barco,
no convoques a los hombres para buscar la madera,
cortar tablas y distribuir las tareas.
Llmalos y despierta en sus almas
el deseo irrefrenable del mar infinito...
Saint-Exupery
La pasin por ensear
Portada: Editorial diario de Atacama
Resumen
Cuando hablamos de pasin, la entendemos como una conducta humana que exige
entrega de cuerpo y alma al tema que la mueva, la pasin es esa fuerza humana que
nos invita a vivir con profundidad las diferentes situaciones que la vida nos ofrece,
pasin la entendemos aqu como esa fuerza interior que nos mueve al logro, al rigor,
a encantarnos y a veces hasta sufrir con lo que hacemos, sin claudicar.
Ensear, es un arte, que exige entre otros la pasin, es decir esa entrega generosa
al otro para que logre aprender, lo que implica enfrentar con xito las duras pruebas
que nos impone el ensear, como cultivar la paciencia, la empata, la disciplina, el
estudio riguroso y otros.
En el libro La pasin de ensear, de Christopher Day, se inscribe la siguiente cita:
Para ensear no basta un ttulo profesional o la erudicin en la ciencia que se
ensea, que dicho sea de paso, si bien son elementos fundamentales, no es menos
cierto que el valor agregado en calidad humana que el docente ponga en su accin
marcar la diferencia, es decir aquellos profesores que sienten la pasin por ensear,
obviamente llevan las de ganar y si ganan ellos, ganan sus alumnos, sus familias,
sus escuelas, sus ciudades sus regiones y su pas.
Educar desde la Compasin Apasionada
Resumen
Revista Iberoamericana
Mercedes Muoz-Repiso
Desarroll 40 aos de trabajo en el Centro de Investigacin Educativa (con los
diferentes nombres que adopt en tantos aos) del Ministerio de Educacin de Espaa.
Autora de varios libros
Slo una persona apasionada,
comprometida con su trabajo, inconformista,
deseosa de mejorar la sociedad,
amante de sus alumnos y de la materia que ensea,
est en condiciones de educar verdaderamente.
Mercedes Muoz-Repiso
En el ltimo cuarto de siglo, la investigacin educativa y los documentos pedaggicos
hablan de eficacia docente, recursos educativos, evaluacin, tecnologa didctica,
resultados, eficiencia, orientacin al rendimiento, xito. pero es casi imposible
encontrar alusiones a los sentimientos, las emociones y los afectos. Expresiones
tales como vocacin de maestro, pasin o entusiasmo por la enseanza, amor a los
alumnos (y no digamos compasin) estaban proscritas como sentimentalismos
ajenos a la profesionalidad de los docentes, a la ciencia pedaggica y, desde luego, a
la orientacin empresarial, tan en boga en los ltimos tiempos.
Por eso, a quienes siempre cremos que la calidad de la educacin se juega en el
terreno complejo de la mente y el corazn de maestros y alumnos, nos produce gran
satisfaccin ver cmo se va volviendo de la fra visin industrial de la enseanza y
entramos, en palabras del profesor de la Universidad de Boston Robert Fried, en la
era de la pasin. Sesudos catedrticos hablan de estos temas y los ponen en el
centro del debate pedaggico. Los sentimientos y las emociones de los protagonistas
de la educacin son, al menos, parte tan esencial del proceso de enseanzaaprendizaje
como la organizacin escolar, el currculo o las tcnicas pedaggicas. Diramos que incluso ms.
1. El maestro apasionado
La verdad es que, para que exista una educacin de calidad, para que se alcancen
los fines que la sociedad propone como deseables para la educacin de sus nios, es
imprescindible que existan maestros apasionados por su tarea. La educacin va
mucho ms all de la satisfaccin de unas exigencias acadmicas, del cumplimiento
de unas normas o de la aplicacin de unas tcnicas.
La vocacin docente es mucho ms que una dedicacin laboral como otra cualquiera,
implica no solo la vida profesional del maestro, sino tambin la personal y no solo su
trayectoria intelectual, sino tambin sus emociones y hasta su propia identidad.
Es una autntica vocacin y, por tanto el que se siente llamado, no puede responder
a ella ms que con pasin. No se puede seguir una vocacin aplicando un manual de
instrucciones ni cumpliendo un reglamento escrupulosamente. A lo mejor la pasin
lleva tambin al cumplimiento, pero el ncleo que genera la energa necesaria para
llevar adelante la tarea est hecho de entusiasmo, de esperanza, de altos ideales.
No es esto precisamente lo que se suele escuchar en las facultades y escuelas de
formacin de profesores, ni lo que los aspirantes a docentes suelen aducir como
razn de su eleccin profesional. No se lleva en absoluto lo de la vocacin en este
mundo nuestro tan asptico y tecnificado. Pero en el fondo ah est, como siempre.
Y la podemos reconocer en muchos maestros en ejercicio y en muchos alumnos que
se estn formando para serlo.
Pasin y eficacia no son cosas opuestas, todo lo contrario. El trabajo de los docentes
es muy complejo, exige a la vez una serie de destrezas intelectuales (dominio de una
o varias materias, tcnicas de enseanza, conocimiento de los procesos de aprendizaje
y del manejo de grupos, etc.) y una implicacin emocional constante. Se trata de
una relacin entre seres humanos, con toda la carga de vivencias, sentimientos
conocimientos previos y situaciones personales que cada uno lleva al aula, que,
adems se desarrolla en muchos casos en situaciones adversas. Es evidente que
no se puede hacer frente a una tarea semejante aplicando sin ms la normativa
vigente, es decir llevando a cabo meros procesos racionales o incluso disponiendo de
medios tecnolgicos sofisticados. Se requiere mucho ms. Slo la pasin proporciona
al educador la fuerza y la creatividad necesarias para combinar todos los elementos
de su quehacer diario, un curso y otro, para lograr que sus alumnos sean ms personas.
Los alumnos saben bien lo que es la calidad del aprendizaje y lo relacionan siempre
con la pasin que sus profesores ponen en la enseanza. No sabran definirlo de
forma precisa, pero ellos captan cundo el docente est entusiasmado con su
materia y, adems, le importan ms que nada sus alumnos. Y eso lleva a una
relacin de confianza y respeto mutuo que es el terreno abonado para que germine a
su vez el entusiasmo por aprender y la responsabilidad del educando. Ya sabemos
todas las dificultades que implica lograr algo as en la sociedad de hoy y no vamos a
entrar en ellas aqu, nadie dice que sea fcil ser profesor en el momento actual. Pero
sigue siendo vlido que la nica manera de educar es implicarse en ello
apasionadamente, con la mente y el corazn.
Lo curioso es que el profesor que tiene ideales, entusiasmo y pasin por la educacin
seguramente trabaja ms, pero tambin disfruta ms y encuentra en ella un soporte
para su esperanza.
El maestro apasionado tiene un compromiso con la sociedad a travs de su misin
educadora. Cree que su trabajo es importante para el crecimiento de sus alumnos y
que, si ellos son ms personas, el mundo ser un poco mejor. Eso le obliga a
mantener la esperanza y redunda en su propio crecimiento continuo, en que siga
aprendiendo, para mantener a la vez la pasin y la competencia.
2. La compasin en la esencia de la educacin
La vocacin de ensear tiene que ver, quiz por encima de todo, con el amor, dice
el profesor de la Universidad de Nottingham Christopher Day. Amor a los alumnos
amor a aprender y a ensear, amor a un campo de conocimiento, amor al proceso de
convertirse en plenamente humano y ayudar a otros en ese procesoamor a la
humanidad. Desde esta perspectiva el afecto es un ingrediente imprescindible de la
enseanza, no es un aadido, ni mucho menos algo que pueda dejarse fuera del
aula. En esto coinciden Gabilondo y Day (y miles de maestros): lo nico seguro es
que slo se educa desde el afecto.
Al docente apasionado le gustan sus alumnos, se conecta con ellos. Sin esa
conexin o empata sera impensable la relacin educativa. El afecto le lleva a
interesarse por las personas a las que debe educar, por sus circunstancias y
caractersticas personales. Porque la educacin, lejos de lo que presupone el modelo
industrial (segn el cual, el profesor es un mero instrumento y los resultados del
alumno un mero producto) no consiste en la aplicacin de directrices marcadas
desde fuera de la escuela. As no se educa, a lo ms se instruye. La educacin
implica una relacin humana y el maestro es una persona con todas sus capacidades
y afectos puestos en juego para relacionarse con otras personas y lograr de ellas lo y
mejor de s mismas.
La conectividad entre maestro y alumno y de los maestros entre s, basada adems
en la conectividad del maestro consigo mismo (su unificacin como ser humano) es
pues esencial en las profundas relaciones que se dan en torno a la educacin.
Por eso Day llega a decir que en el ncleo de toda relacin satisfactoria entre docente y
aprendiz est la compasin: En los ltimos aos han proliferado los textos sobre la
eficacia de la escuela y del docente. Sin embargo ninguno ha sabido reconocer que la
enseanza y el aprendizaje eficaces se basa, en el fondo, en el ejercicio de la pasin
y la compasin de los maestros en el aula
Vemos pues cmo de la mano de la vocacin entr la pasin y de la mano de sta el
afecto y de ah llegamos a la compasin como esencia de la educacin. Resulta
bastante inslito encontrar esta palabra en la caracterizacin de algo tan ajeno
aparentemente a ella como es la enseanza. Pero no ser porque hemos
malinterpretado tanto la una como la otra? En educacin ya hemos visto como
el mal viene de haber olvidado lo que es en verdad esencial. Respecto
al trmino compasin tambin conviene volver a su sentido genuino para poder comprender
su lugar en la relacin educativa.
El profesor Pedro Sarmiento piensa crticamente el concepto de compasin para
despojarlo de las connotaciones de superioridad (lstima del ms dbil) de bondad
difusa (mero sentir emotivo, impotente y pasivo) o de ternura del corazn (que
llevara a eludir la verdad costosa y las responsabilidades molestas ante el
compadecido). Y llega al fondo de la cuestin: La palabra compasin lo lleva
marcado (compasin quiere decir con - pasin y deriva del latn: Pati y cum que
es padecer o sufrir con), expresando ese movimiento sorprendente de lo humano,
que nos arrastra a participar simtricamente del destino del otro. Podemos ponernos
en su lugar para vivir su suerte. La compasin nos abre a sentir al otro como l se
experimenta a s mismo.. Ah est el quid de la cuestin: el maestro tiene que
intentar sentir al otro que es su alumno como ste se experimenta a s mismo y
desde ese conocimiento-sentimiento profundo avanzar en la relacin educativa.
Dice tambin Sarmiento que la compasin exige lucidez y delicadeza. Esta
apreciacin est muy en consonancia con lo que Day llama tacto pedaggico
quiz difcil de definir, pero que l caracteriza por cuatro aspectos:
-
sensibilidad para interpretar el mundo interior del alumno a partir de pistas externas.
-
capacidad de percibir la importancia psicolgica y social de las caractersticas de ese mundo.
-
sentido de los niveles y lmites (saber hasta dnde presionar y hasta dnde acercarse).
-
intuicin (sentir lo que hay que hacer). Cualquier maestro sabe la lucidez
y la delicadeza (o el tacto) que son necesarias para relacionarse con los
alumnos de forma fructfera.
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